12 de febrero de 2016

A veces hay que tomar decisiones que dan miedo, decisiones que implican echar el freno y ver cómo el mundo avanza mientras tú te quedas parada por primera vez en años. El cuerpo grita que le des un respiro pero tu mente no quiere echar a perder los días que te quedan, porque quién sabe cuando se acabará esto que llaman vivir. Y hay tantas cosas que aún no has probado, tantos lugares por visitar, tanto por aprender y tanta gente por conocer, que da miedo que ese final llegue y tú no hayas cumplido lo que siempre has deseado. Pero la vida está acelerada y tú cada vez reduces más tu velocidad. Toca parar y lo sabes, pero no quieres quedarte atrás, alargar la mano y que ya no haya nadie para agarrarla, mirar a tu alrededor y descubrir con tristeza que todos han echado a andar. 

Estate quieta. Para. Frena. 
Pero no puedo, no debo.